Hay que reconocer que la asesoría de Kenji Fujimori es tan valorable como los resultados mediáticos que está obteniendo, tan es así que ya se habla menos –o quizás nada- de los cien kilos de cocaína que se encontraron en un almacén de la empresa Limasa –empresa en la cual él (Kenji) era accionista mayoritario- le agrego a esto su envidiable sociedad con la empresa japonesa dedicada al transporte aéreo, marítimo y terrestre de carga pesada para comercio exterior llamada: “Sankyo Corporation” pactados en agosto del 2014 nada más y nada menos que con Integrated Global Logistics SA (antes llamada: “LIMASA”) ¿Se acordaron de algo? Bueno, recordar al cachorro “puñete” ya lo veo de mal gusto, mejor no toco el tema de los videos cariñosos con su mascota.

La era Kenji comienza desde que Fuerza Popular se inhibe de hacer una Comisión Investigadora por el caso Sodalicio y luego se abanderó como el luchador de la libertad de expresión cuando se cargó la divergencia del proyecto de Ley que presentaron sus colegas de bancada, Alejandra Aramayo y Úrsula Letona. Después de todo Julio Guzmán dejó bien en claro que las redes sociales son de mucha importancia, recordemos que él fue el que se hizo conocido desde esa plataforma virtual, obteniendo un 3% de intención de voto en las elecciones presidenciales del 2016.

Aún recuerdo el reportaje que le hizo el periodista René Gastelumendi del programa dominical Cuarto Poder, donde en la entrevista el entrevistador contó claramente que Kenji Fujimori lo había citado en el puente huaycoloro ¿Casualidad? ¿Síntesis de campaña? No tengo ningún remilgo en esgrimir que la estrategia de los asesores de Kenji son vitorables, porque no es casualidad que, en la segunda vuelta del 5 de junio del año pasado, Kenji no haya ido a votar por su hermana. Eso es lógicamente un camino de campaña con miras a las siguientes elecciones, tampoco es casualidad que haya rechazado la presidencia del Congreso gracias a ser el parlamentario más votado -algo que le correspondía- y como bien él dijo: “No quise dar la imagen de un ambicioso de poder” (Ducho Kenji, pero en esa ocasión los asesores fracasaron, lo hicieron ver como poca cosa para el cargo).

Ahora, la crónica bien redactada que publicó antier -con su nombre- en el diario “El Comercio” dedicado para Ollanta Humala, políticamente fue una evidente muestra de campaña, una estrategia de vender a un político que vive sin odios y rencores. A un político que saluda a quienes lo insultaron y atacaron. A un político que prefiere el destino del país, que el orgullo lelo que destruye el alma. Cuando todos lloran sólo pocos venden pañuelos y sacan el jugo de la situación para crecer. En este caso, la victimización que se le estaba iniciando a la ex pareja presidencial, pasó desapercibida completamente cuando el menor de los fujimoris se trepó encima de ellos abrazándolos estratégicamente. Entre publicistas nos entendemos, hay que reconocer que siguen brillando por darle la contra a Keiko Fujimori, el día que lo hagan con excelentes iniciativas legislativas y con ideas claras propuestas para ayudar a la reactivación económica del país o para disminuir la delincuencia, ese día dejarán de ser demagogos.

- Anthony Tello